Multiplícate por cero (Ismael Sesma)
Categoría: La caja negra
‘Nada es vacío, un enunciado equívoco’. ‘El cero es la nada matemática, es circular porque representa el ciclo de la vida, que nunca se acaba, como la nada’. ‘Asómate al borde del cero y aparecerá el infinito’.
Estas y otras parecidas, eran frases frecuentes de mi padre en los últimos años. Ninguno le hacíamos mucho caso, hartos de repetirle cosas que parecía retener unos momentos y relucían en sus ojos, pero que se desvanecían de forma invariable por el sumidero de su memoria. Pensábamos que eran restos de sus conocimientos de viejo profesor de matemática comido por la demencia.
Con el paso del tiempo fue a peor, pasaba horas en su despacho garabateando sobre un papel expresiones algebraicas y solo hacía caso a mi madre cuando le hablaba despacito y en voz baja, como si fuese un niño. A mí casi nunca me conocía y, cuando un brillo de entendimiento cruzaba su mirada, era para confundirme con su padre, mi abuelo, con quien todos en la familia coincidían en que teníamos un gran parecido.
– ¡Qué ganas tengo de que me lleves al pueblo, papá! Y que vayamos a ver la vías del tren, dos paralelas que tienden a unirse en el infinito, la antítesis de la nada -solía decirme.
Ahora, cerca del nicho en que introducirán sus restos, me asomo al borde y escucho su voz de última hora cuando le contrariábamos:
– Multiplícate por cero -nos decía, siempre enfadado.
Observo el túnel oscuro, lleno de vacío. El suyo y el mío ahora que mi padre falta.