Despertares (Eva Soria)
Categoría: La caja negra
“Mira , con el paso del tiempo las historias tejidas acaban deshaciéndose
para volver al telar de donde surgieron. No lo olvides, hija, no lo olvides
nunca.”
Al abrir la puerta, mamá me esperaba como siempre en su silla de ruedas, con los ojos petrificados y los párpados inmóviles. Su boca entreabierta dejaba escapar las palabras que desde hacía años había dejado de pronunciar. Pero daba lo mismo, porque yo, en un ejercicio de abstracción, sentía sus caricias susurrándome: ¿qué tal ha ido hoy, hija? Sus manos siempre escondidas bajo la manta horrible de cuadros, regalo de navidad de las autoridades, “París bien vale una misa”, salían de su guarida con cautela para encontrarse con las mías.
Como cada tarde, quitaba la barandilla de protección de la cama para
sentarme más cerca de ella y pausadamente entraba en su mundo,
sumergiéndome en las aguas del Leteo. ¿Obligación, deber, amor? Poco
importaba mi infancia, cuando lejanas primaveras habían conseguido cubrir los terrenos yermos del pasado.
La monótona melodía del reloj se mezclaba con los relatos rescatados de la
biblioteca de mamá. Cada lectura se convertía en un ritual mágico donde las palabras pronunciadas envolvían su cuerpo para salir por la puerta de la habitación. ¿En qué laberintos acabarán? Se acerca la hora y hoy, como cada fin de año, estoy aquí agarrándote la mano, pasando juntas el umbral para conocer nuevos días que quizás sean los mismos, imaginando otra vida alejadas de este hastío, emprendiendo de nuevo el camino, y aunque el hoy utilice los mismos ropajes para mañana, abrazaremos el nuevo año siguiendo la aritmética del tiempo. El reloj se sobresalta. Cerremos los ojos anhelando el despertar del olvido.