Archivo por meses: marzo 2022

Paz, la eterna asignatura pendiente (Rafael Toledo Díaz)

Categoría: La caja negra

“Pido la paz y la palabra” es un excelente poemario de Blas de Otero publicado hace sesenta y siete años. Allí, entre sus páginas, están los versos que dan título al libro y que dicen así…

Pido la paz y la palabra.

Escribo

en defensa del reino

del hombre y su justicia. Pido

la paz

y la palabra. He dicho

<<silencio>>,

<<sombra>>, <<vacío>>,

etc.

Digo

<<del hombre y su justicia>>,

<<océano pacífico>>,

lo que me dejan.

Pido

la paz y la palabra.

Aunque han pasado tantos años y hemos cambiado de siglo, la reivindicación y el deseo permanecen firmes e inalterables, y siempre tan urgentes, tan necesarios también para la palabra que, como la paz, anda igualmente ninguneada y en entredicho.

Paz está también en el origen de pacto, del latín pactum, firmar la paz y más generalmente, entendimiento entre tiempos de guerra, por eso el diálogo es tan necesario para el acuerdo y el compromiso. La paz ha sido invariablemente una de las aspiraciones más antiguas de la humanidad y, sin embargo, constantemente está en precario, siempre efímera y frágil frente al fanatismo que provocan los conflictos bélicos.

Utilizando la máxima latina: “Si vis pacem, para bellum” suelen decir los militares y muchos políticos que, si quieres la paz, prepárate para la guerra. Una opinión muy discutible, pero que además, y desgraciadamente, suele imponerse sobre otras opciones menos beligerantes.

Estoy convencido de que se necesita más valor para mantener la paz que para provocar una guerra. El valor es ese atributo abstracto y difuso que suele confundirse con otras cualidades que nos pueden conducir al equívoco, véase por ejemplo patriota. En las antiguas cartillas militares estaba muy bien reflejada esa indefinición. Valor: Se le supone; no hacía falta ser más explícito para conjeturar sobre el asunto.

A lo mejor la paz es el argumento razonado de tantos cobardes anónimos, desde luego prefiero esa actitud frente a la prepotencia de los belicosos. Pero no, tampoco soy un ingenuo ni participo en la parafernalia de los falsos apóstoles del pacifismo, ni enciendo el móvil o el mechero cuando, por casualidad, escucho “Imagine” de John Lennon. Por eso prefiero los versos austeros del poeta vasco demandando la paz y la palabra como valores del hombre.

Dicen también que para lograr la paz hay que ganar las guerras, y las guerras las ganan los que menos errores cometen. Sin embargo, qué es la existencia sino una sucesión de batallas ante un final perdido de antemano. Por eso, nuestro transitar será más pacífico si sabemos combatir frente al miedo y la intolerancia de tantos, porque la paz es siempre una actitud ante la vida.

Cierro con otro de mis poetas favoritos, me refiero a Luís Cernuda y su libro Ocnos que, con su lenguaje poético, a pesar de estar escrito en prosa, escribía realidades de ayer y de hoy porque el conflicto es siempre atemporal:

Atrás quedaba tu tierra sangrante y en ruinas. La última estación, la estación al otro lado de la frontera, donde te separaste de ella, era sólo un esqueleto de metal retorcido, sin cristales, sin muros- un esqueleto desenterrado al que la luz postrera del día abandonaba.

¿Qué puede el hombre contra la locura de todos? Y sin volver los ojos ni presentir el futuro, saliste al mundo extraño desde tu tierra en secreto ya extraña.

Díganme si esta situación no es comparable a cualquier crónica actual sobre los refugiados que, buscando la paz, abandonan Ucrania asustados por la guerra. Porque todas las contiendas se parecen y da lo mismo el lugar donde suceden porque todas son iguales. Y la paz en todo momento sigue en entredicho, insegura e inestable; pues el acuerdo hay que lograrlo con el diálogo y en estos tiempos que corren solo hay ruido, nadie quiere hablar, todos queremos triunfar y nadie desea comprometerse. Es indiscutible que, para lograrla, debe prevalecer el interés del colectivo frente al del individuo, y esa reflexión es difícil de asumir porque estamos aturdidos por el egoísmo.

Está demostrado que la historia vuelve a repetirse como un bucle indómito, pero me temo que a pesar de nuestros anhelos nunca aprendemos del pasado. Y la paz, esa utopía tan hermosa es sólo un espejismo, un oasis dentro de la destrucción, una armonía que no logramos conseguir, pero a la que nunca debemos renunciar.


Servicios de emergencias (Maite Martín-Camuñas)

Categoría: La caja negra

Estaba viendo la peli de los viernes y, de pronto, puse un pie descalzo en el suelo, di un respingo al sentirlo frio y húmedo, me levanté rápidamente y cuál no sería mi sorpresa al comprobar que el pavimento de mi casa era un río de aguas frías y amargas.

Llamé a la puerta de mi vecino, en estado de shock y éste se acercó y cortó el agua general del bloque para parar este torrente inagotable de agua.

Rápidamente se fueron arremolinando otros vecinos al percatarse de que sus grifos estaban secos. Comenzaron los dimes y diretes, que si esto es por tu culpa, que si la casa es vieja, que si mañana tengo que ducharme sin falta, que si los desayunos de los niños… Ya sabemos que en estos casos cada cual piensa en “lo mío” y les da lo mismo lo del resto del mundo. Nadie se percataba de que yo tenía mi casa inundada y los pies descalzos. Al fin, un vecino se ofreció a realizar una chapu de urgencia hasta que se pudiera contactar con un fontanero a la mañana siguiente.

Con la mala suerte de que se tenía que meter en un patinillo y romperme una pared del baño. Salió por el huequecito practicado y puso el soldador de gas en marcha sin apreciar que se estaba saliendo el gas. En cuanto saltó la chispa, se prendió fuego el espacio, la mujer, que le estaba asistiendo, al verlo, tiró de sus piernas sin percatarse de que el pantalón de ella estaba en llamas.

Llamada urgente a la policía, a los bomberos y a una ambulancia, y yo, desalojada de mi casa, descalza, con mi perra sujeta de la correa e histérica porque mi gata permanecía dentro de la casa y los bomberos me impedían la entrada.

Esa noche me fui a dormir a otro lado. Dos días después, ya repuesta del susto, volví y cuál no sería mi sorpresa al sentirme observada por una pequeña criatura que correteaba por dentro de mi cuarto de baño.

-¡¡¡¡Una rata!!!! Grité con más miedo que el bichejo que me contemplaba medio escondido.

El miedo y el asco superaron en un primer momento a la impronta de mi casa llena de paredes húmedas, puertas hinchadas, ropas revueltas, casi todas mis posesiones rotas, deshojadas por el suelo.

Decididamente tengo que iniciar una reforma integral de toda mi casa.

Solo falta descubrir de dónde sacaré el dinero en tiempos de empleos precarios, volatineros y deshumanizados.


Regresa el agrio recuerdo (Carmen Paredes)

Categoría: La caja negra

Regresa el agrio recuerdo

desde el pasado

enreda cerebro en tripas

arruga sonrisa y cariz

y borra hasta el entrecejo

quienes saben y quienes no

pretenden que estire pose

Sigo en el solitario

camino de siempre

donde se cruza alguna luz

sin preguntas

No exige que siga

que salte ni que ría

no impone tiempo

Me deja ser yo

                 
  sin reformas

Renovación (Carlos Gamarra)

Categoría: La caja negra

De oro es la noche cuando brilla

a la luz de las llamas de una hoguera (Góngora)

En las ciudades pequeñas
hay  animales y árboles
corre el agua por los arroyos
y el verde hace a la gente más humana




En las grandes tenemos muchos dioses 
también plazas  glorietas  y  calles
rellenas de cemento  
                      sin pulso   sin vida




Si lo grande no se hace pequeño
las nubes negras nos absorberán 
ya no habrá más bosques  ni niños
y todo será triste y sombrío
 
                 Se precisa una urgente reforma del mundo

Cuestión de tiempo (Carlos Candel)

Categoría: La caja negra

El bueno de Antonio ni se inmutó cuando uno de sus compadres, Ramón, le gritó desde la valla de la modesta parcela que tenía a las afueras de Parla:

-¿Qué haces con la huerta, Antonio? ¡Lo vas a estrozar todo!

El hombre, poco propenso a las charlas, continuó arrasando firme todo lo que pudo a su alrededor con la azada.

Más allá de la huerta se extendía un manto, a veces verde a veces marrón, de tierras de labranza que desembocaban en una autovía, inalcanzable para la mirada desde ésta. Antonio solía disfrutar del amanecer sentado en una de esas sillas plegables que tantas veces había usado en sus visitas al río Alberche para comerse la tortilla de media mañana en una jornada de pesca.

La valla empezaba a llenarse de viejos curiosos, antiguos compadres de charlas sobre huertos, semillas y tiempos de siembra.

-Pero, Antonio, ¿es que te has vuelto loco?

Voceaban desde el exterior al ver la huerta completamente desolada. Pero el hombre seguía inmerso en su tarea. No llegaban a vislumbrar los motivos. Tampoco comprendieron cuando un camión descargó un enorme montón de arena de playa y Antonio comenzó a extenderla en el lugar donde antes hubo tomates, pepinos, calabacines, judías, insectos merodeando…

-¡Con lo bonito que lo ties tu siempre, Antonio! ¿Qué te está pasando? ¿Por qué no habrá dado como a Tomás, que se se está haciendo su propio campo de golf al otro lado de la carretera de Toledo?

Pero el clímax de su incomprensión vino con lo de la barca. El hombre había convencido a uno de sus nietos para que buscara en una de esas aplicaciones del móvil de venta de productos de segunda mano a alguien que vendiera una barca. No demasiado grande ni moderna. Le bastaba una pequeña embarcación de madera, a remos. Unos días más tarde, la tenía descansando sobre la arena de playa. Y él, satisfecho, extendió sus redes junto a la barca, posó sus pies descalzos sobre la arena y, desde su silla plegable con respaldo, pudo disfrutar al fin de un bonito amanecer en la playa.

-¡Ja, ja, ja! -se burlaron sus compadres- ¡Ahí sólo vas a pescar pulgas!!! ¿Qué te crees, que estás en la playa?

-Todo llegará -se dijo para sí-, sólo es cuestión de tiempo.


El ejercicio (Javier González)

Categoría: La caja negra

PROFESOR: Díganos, Gutiérrez. ¿A qué se dedica se padre?

ALUMNO: Mi papa es reformista.

PROFESOR: Acabáramos Gutiérrez. Los reformistas hunden a pasos agigantados al país. Qué digo. A todos los países. Porque los reformistas hincan sus garras en todos los rincones del mundo. No tienen hartazgo. Aves de rapiña que se ciernen sobre todas las cosas sagradas que no han de cambiarse. Que si reformas laborales, que si reformas educativas, que si las pensiones. Que ahora el tráfico, que mañana ya no valen los coches y tendremos que venir al centro a lomos de un pollino como el buen Jesús. Con los reformistas como su padre el futuro es un amasijo incierto, donde ustedes tendrán que rebuscar como cimarrones en los vertederos.

ALUMNO: Mi padre reforma baños, cocinas, cubiertas y todo lo que haga falta reformar en una casa pero nunca mencionó las que usted dice.

PROFESOR: Acabáramos Gutiérrez. Su padre pertenece al gremio de los fariseos. Los que a base de pico y llana te defenestran el piso y la cuenta corriente. Profesionales de nada que meten la mano en todo. Estafadores que enseñan el oficio de trilero a sus vástagos para que sepan gestionar engaños en el futuro. Si les contara la chapuza que sufrí en mis propias carnes por sujetos de esta calaña, temblarían de horror y soltarían improperios contra semejantes hienas. Una semana entera pidiendo que llegara el apocalipsis y nos barriera a todos del universo. Así me sentía encerrado entre escombros, botes y escaleras de madera.

ALUMNO: ¿Y sobre el enunciado incorrecto del ejercicio que pasa?

PROFESOR: ¿Qué ejercicio?

ALUMNO: El que mandó usted ayer y que no tiene solución porque el enunciado es erróneo.

PROFESOR: ¿Insinúa que debo reformar el enunciado?

ALUMNO: Si quiere que tenga solución.

PROFESOR: Acabáramos Gutiérrez. (Suena el timbre y salen todos de la clase sin prestar atención a las palabras del profesor, incluido Gutiérrez).


Tríptico reformista (Carlos Lapeña)

Categoría: La caja negra

DOMÉSTICA

El primer indicio fue una mancha de humedad en el techo de la cocina. El segundo, una grieta en la pared del comedor, junto a la ventana. El tercero, la carcoma en la tarima flotante. El cuarto y último indicio fue la electrocución de Manolo, el hijo mayor, cuando fue a enchufar el cargador del móvil. Pero ningún miembro de la familia supo interpretar las señales que pedían a gritos reformar la vivienda y, cuando quisieron advertirlo, la casa ya había cambiado por su cuenta, era otra completamente distinta y ellos se habían quedado fuera. Lo comprobaron al volver del hospital, cuando ninguna llave pudo abrir la puerta.

LABORAL

El agente de policía reprimió la concentración sin miramientos. Los tres manifestantes, todos empleados en el bar, se dispersaron a regañadientes y con magulladuras y contusiones.

El encargado, también jefe del negocio, lo vio todo a través del cristal del escaparate y, cuando creyó que se había restablecido la calma, abrió al público.

Invitó al policía a un café con leche sin lactosa y le preguntó por su chaval, si seguía en el paro.

Acordaron darle una oportunidad en el bar, al menos un mes de prueba, porque esos tres gandules desagradecidos se iban a la calle, desde luego.

EDUCATIVA

La niña no paraba. El lunes, deporte. El martes, pintura. El miércoles, filosofía. El jueves, música. El viernes, teatro. Llegaba al fin de semana cansada, pero satisfecha.

Sus padres no veían motivo de preocupación, por el momento. La niña parecía gestionar bien el tiempo y el esfuerzo. Y el colegio al que iba era una buena vía de escape para descansar y recargar las pilas.


Reforma (Diccionario alternativo) (Ismael Sesma)

Categoría: La caja negra

1). Esta acepción remite a la ejecución de la ñapa, a la chapuza en versión Pepe Gotera y Otilio. O en versión arquitecto mediático de fama mundial, para los más jóvenes, que en lugar de leer tebeos leyeron cómics o aventuras gráficas. Los artesanos de la ñapa viajan en furgoneta rotulada y conocen las peculiaridades del espacio-tiempo y su curvatura. Se rigen por un calendario arcano del que deducen la fecha real de iniciación del trabajo. Tienen a gala no terminar nunca en tiempo y forma, aunque figure en contrato. Pueden hacer aparecer algún incidente meteorológico divino o humano imprevisto al que acogerse para justificar el retraso. Emiten presupuestos cargados de simbolismo que luego se parecerán a la factura como un huevo a una castaña, siendo el presupuesto la humilde castaña y la factura de final de obra el huevo, de avestruz como mínimo.

2). A veces, las palabras se emparejan de formas imprevistas, torciendo su literalidad. Son como esas parejas extrañas, que triunfan contra todo pronóstico. Los hermanos Calatrava, por ejemplo, por seguir con el mismo apellido. Hubo una época en que reforma y ruptura se hicieron términos antitéticos, por encima de los diccionarios. A grandes rasgos, defendían la reforma los que pretendían dejar las cosas casi como estaban, una variante del gatopardismo a la española, o de los teóricos del giro de 360 grados. Los partidarios de la ruptura habían adquirido la voz en fecha reciente y todavía no dominaban sus modismos y tonos. Se impuso la reforma y ruptura pasó a mejor vida. En algunas catacumbas, todavía se escucha: ‘y así nos luce el pelo’, aunque los científicos creen que se trata de reverberaciones del pasado, sin anclaje con la realidad actual.

3). Reformista, Partido. Formación de orientación republicana y laica (1912-1931), refundado en laboratorio a partir de su ectoplasma fantasmal en 1983 como formación liberal con vocación de partido bisagra (no confundir con puerta giratoria). Pese a ser vitaminado con grandes aportaciones económicas, se disolvió en 1986 por incomparecencia de votantes, que prefirieron otros cantos de sirena. Sus dirigentes volvieron a sus labores previas; sirva como ejemplo que su secretario general fue un tal Pérez, de nombre Florentino, que luego demostraría que en los palcos también se puede hacer política y lograr magros resultados. No consta entre sus afiliados ningún Calatrava.

3). Contrarreforma (escribir siempre con mayúscula). Movimiento religioso que derivó en deporte de las élites. Se juega a puerta cerrada, aunque sus resultados alcanzan a eventuales espectadores y público en general. Trata de profundizar en lo propio, característico y secular, como reacción a lo nuevo. Defensa de la religión, la tradición, lo nuestro, que siempre será mejor, por encima de argumentos o pruebas de realidad. La verdad es considerada una fruslería, prescindible y sustituible. Retorno a un pasado mítico y armónico de héroes y gente de bien. Sus partidarios podrían volver a los tiempos de la orden de Calatrava, por ejemplo, y no se les movería un pelo del bigote (ellos), o de la permanente (ellas). Verbigracia: ser más papistas que el Papa (también con mayúscula).



Reformar(se) (Nuria Álvarez Ortiz)

Categoría: La caja negra

Se derrumbó el castillo,
se quebraron las paredes,
grité,
te oí gritar.

Mis grietas,
las tuyas,
demasiadas para tanta altura.

Los escombros lo llenaron todo,
espacio,
tiempo,
me dejé llevar.

Sin guerra
que cubriese
las heridas,
o cuchillos
que justificasen
tanta sangre.

Cuando se asentó el polvo,
la luz traspasó el suelo,
directa a los cimientos.

Y allí estaban las entrañas,
profundas,
oscuras,
mías.

Lo que fue culpa,
ahora es obra.

Mi reforma.


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