Mundos paralelos (Carlos Candel)
Categoría: Mi novio es un troll
El día que nos inventaron nacieron los mundos paralelos. Sí, ya sé que algunos escritoruchos de ciencia ficción ya habían hablado de ello muchas veces antes, incluso algunos científicos teorizaban sobre la posibilidad de que la realidad se encontrara fragmentada en múltiples universos paralelos y no sé qué de las branas y esas cosas. Pero nadie lo había hecho realidad, de verdad, antes de que llegáramos nosotros.
Y fue mucho más fácil de lo que habían pensado. De hecho, casi podría decirse que todo se debió a un error. Bueno, más bien a la necesidad de algunos hombres poderosos de hacerse con el poder por la cara, a base de pasta. Sí, lo sé. Antes de ellos había quienes ya nos usaban para hacerse pasar por otros y ligar con jovenzuelas. Pero el día que alguien comprendió que podíamos ser utilizamos para moldear la realidad, todo cambió. Al principio lo llamaron “Fakes News” o Bulos. Sólo los más ingenuos caían en aquellas chorradas. Pero llegó un momento en que la sofisticación de aquellas noticias falsas fue tal, que nadie era capaz de discernir la realidad de la ficción. ¿Os acordáis de aquellos zumbados que creían que la Tierra era plana? ¿O los que aseguraban que el ser humano jamás había pisado la luna? ¿O los que dijeron que un amigo suyo había visto el programa en el que el cantante Ricky Martin se escondía en el armario para darle una sorpresa a una adolescente admiradora suya? Pues aquello fue sólo el principio.
No tardaron mucho en darse cuenta que todas aquellas historias empezaban a tener un impacto de dimensiones incalculables en la vida de las personas. Algunas comenzaron a transformar sus conductas de forma preocupante. Imagina que un día te dicen que han encontrado vida en otro planeta, por ejemplo Marte, y que en unos años seremos capaces de vivir allí. Y que hay un multimillonario que está preparando una misión para trasladar gente allí y necesitan voluntarios que pesen menos de cincuenta kilos para que la nave pueda trasportarlos de la manera más rápida posible. Pues tendrás a gente haciendo dieta estricta durante años pensando que en el futuro vivirán en Marte.
Pero la cosa se complica aún más si a un buen número de personas les haces creer que la Segunda Guerra Mundial jamás existió y que los nazis, en realidad, trataban de ayudar a los judíos a escapar del Comunismo ruso. Entonces encontrarás a mucha gente convirtiéndose de la noche a la mañana en filántropos nazis en busca de judíos a los que ayudar.
O si les niegas a las personas la teoría de la evolución y les enseñas en las escuelas que, en realidad, procedemos de un virus que llegó a la Tierra en un meteorito y que contagió todo lo que encontró a su paso con una enfermedad que era la propia vida. De esta forma, construirás una realidad alternativa en la que los seres humanos y el resto de seres vivos, en origen, fuimos rocas frías e inertes, tocadas por un inverosímil virus espacial.
Y así, poco a poco, diversificas la realidad hasta el límite de que en un mismo país puedes encontrar a gente que está completamente convencida de que su bandera es de color rojo y otros que morada, o que pegar en realidad es proteger, o que los dictadores en realidad son salvadores caritativos…
En fin, todo esto no hubiera sido posible sin la relación de amor que ha surgido en los últimos tiempos entre los humanos y los bots. Todos nos aman.