La píldora multicolor (Rafael Toledo Díaz)
Categoría: Erecciones generales
La primavera llegó con elevados índices de contaminación atmosférica y un alarmante aumento de alergias en la población y, además, una nueva convocatoria electoral.
Pero apenas nada de esto le importaba a “Julito”. Él acababa de jubilarse y estaba abrumado por el cambio de ritmo en su vida diaria, lentamente trataba de acomodarse. De momento acababa de dar de baja su último coche y se había sacado la tarjeta dorada. Además estaba intentando dejar de fumar, de momento había conseguido bajar poco a poco el consumo a cinco cigarrillos diarios.
Lentamente estaba desconectando de su pasado trabajo, ya no soñaba con la fábrica y cada vez tenía menos noticias de los compañeros que allí se quedaron. Ahora su nueva prioridad era conectar con los socios del hogar del jubilado, acomodarse a sus conversaciones y hábitos a través de eternas partidas de cartas.
No, no era fácil integrarse en aquella tribu a pesar de tener en común todo el tiempo del mundo. Debía aprender los guiños y los tics para no cagarla con su compañero de mus, calcular cuántas fichas de dominó faltaban por poner para poder cerrar. Pero lo que más le costaba era defender a su “Atleti” a pesar de los buenos resultados en la liga.
Pasaba unas horas cada mañana en aquel centro cercano a su casa, un lugar acogedor en invierno y seguramente fresco en el verano. Aquella jornada, la luz traspasaba los cristales del espacioso salón a través de los visillos, se estaba bien allí, un lugar acogedor donde el café y los vinos eran más baratos que en los bares del barrio. Pero, a pesar de todas las ventajas que le ofrecía aquella institución, a”Julito” le costaba aprender los nuevos roles. Echaba de menos las buenas conversaciones, allí casi todo era rutina y trivialidad, partidas y periódico ocupaban su tiempo de ocio.
Sin embargo, aquella mañana de primavera fue diferente, extraña, dos nuevos socios acudían al establecimiento y entre presentaciones surgió la charla y el diálogo.
Por edad determinaron ser hijos de la Transición, reconocían estar descolocados generacionalmente. Lo que si era cierto es que todos ellos habían sobrevivido a mil batallas y unas cuantas crisis económicas y laborales.
Los tres coincidían en su desánimo frente a las convocadas elecciones, ellos que siempre fueron fieles votantes, que celebraron el fin de la dictadura y se esforzaron para cambiar el país. Ahora, aunque permanecían atentos a cualquier noticia u opinión sobre los partidos políticos, estaban apáticos ante el nuevo plebiscito.
Un día cualquiera de esta primavera y con una cerveza demás, a los tres se les ocurrió lanzar un bulo en el hogar del pensionista. Atrevidos ante la atonía general, decidieron difundir una fake news, un anglicismo más que tanto pronuncian en la tele y en la radio.
Hablaban con los demás en tono de secretismo sobre una nueva píldora, un fármaco a punto de salir al mercado, diseñado por unos distinguidos científicos para estimular el voto.
Explicaban que la pastilla en cuestión era de forma elíptica y estaba diseñada en atractivos colores a rayas. Azul, rojo, naranja, morado, verde y negro, diferentes colores para definir a las sustancias que debían influir en el estado anímico del elector.
Ellos, que ya pasaron por aquella época de la juventud, cuando sonrojados pedían preservativos en las farmacias, que no se atrevían a comprar la píldora anticonceptiva para su pareja; que pasaron del optalidón a la aspirina y que actualmente son asiduos al omeprazol y al ibuprofeno; ahora se sentían desinhibidos y con menos prejuicios (quizás los más atrevidos hayan comprado alguna vez viagra por internet).
Divertidos y a carcajada tendida, “Julito” y su nuevos amigos se imaginaban a sus colegas jubilados recorriendo farmacias, para-farmacias y herbolarios buscando a contra-reloj la nueva píldora multicolor. La solución ideal para ejercer el voto sin reparos ni prejuicios. Una idea genial para levantar el ánimo del elector, para subir la moral y la participación, para encumbrar a su partido favorito, para aupar nuevas reformas, para elevar nuevas ideas… En definitiva, para enderezar el declive democrático del país.
Mientras tanto, en el salón de actos del establecimiento, un grupo numeroso de mayores preparaba la enésima manifestación para pedir mejores pensiones y más justas.
Fdo: Rafael Toledo Díaz
2 Comments
CARLOS CANDEL
abril 4, 2019 en 11:00 pmNecesitamos unas cuantas de esas pildoritas, compañero.
Me ha gustado mucho, Rafa.
Rafael Toledo Díaz
abril 7, 2019 en 9:51 pmGracias Carlos, seguro que algún laboratorio estará trabajando en ello, pero será para que la gente vote lo que ellos quieran ja, ja, ja…