Amigos perdidos (Ismael Sesma)
Categoría: La caja negra

En el barrio fue muy sonado el intento de robo del aerotaxi, porque era propiedad de Space Co. Extrañó porque era del dominio público que los tentáculos en el hampa de la compañía eran mayores que su división de negocios legales, de por sí enorme. Space Co era odiada, sí, pero sobre todo era temida. Las consecuencias no se hicieron esperar. La Cofradía envió a sus investigadores y todos pasamos por el filtro de las huellas de memoria.
El análisis concluyó que Areso era el responsable del robo con una probabilidad no menor del 75%. Había alguna otra puntuación que rozaba el 70%, pero la premura por encontrar un culpable y presentar una sentencia ejemplar hizo que los investigadores no profundizasen; ya tenían lo que querían. El juicio resultó el paripé acostumbrado y a Areso le implantaron un chip, le amputaron las dos manos y las sustituyeron por material biónico. A la mayoría nos pareció excesivo, pero nadie rechistó. Areso tenía control sobre ellas en las actividades cotidianas, pero el chip se activaba ante cualquier pensamiento novedoso, extraño o perturbador. En estos casos, las manos solo obedecían a La Cofradía. Areso, que siempre había proclamado su inocencia, no soportó el extrañamiento que le provocaba la acción de las manos fuera de su control. Dejó una carta en la que hablaba de la identidad y el libre albedrío, se roció de gasolina y se prendió fuego. Para todos quedó claro que nunca habría podido hacerlo solo; el chip lo habría impedido. Los investigadores de La Cofradía volvieron al barrio con sus filtros de memoria y esta vez no menos de cincuenta personas resultamos responsables de ayudar a Areso con probabilidades entre el 60 y el 69%. No hubo imputados, hasta para Space Co y La Cofradía era osado intentar enjuiciar a tantas personas por un suceso menor y cotidiano como era un suicidio. A la ceremonia de cremación de Areso acudió todo el barrio. Sus cenizas fueron esparcidas por el parque en el que todos habíamos jugado de niños. Según la prensa, las manos biónicas desaparecieron durante la investigación. Un par de años después, reaparecieron rodeando el cuello de un alto ejecutivo de Space Co, que murió estrangulado por ellas. La investigación de La Cofradía constató que las manos habían sido reprogramadas. Se habló de un ajuste de cuentas empresarial; se habló de la mafia china. Space Co reemplazó a su empleado; el tiempo sepultó la investigación. En el barrio, muchos pensamos que Areso, de alguna manera, había logrado vencer.
