Solsticio (Carlos Lapeña)
Categoría: La caja negra

Proliferan hacia el final del otoño, cuando el paisaje se asoma al invierno, igual que ellos al final de la vida.
Proliferan, como una redundancia, cuando el tiempo y el clima parecen decididos a esparcir señales de muerte por el mundo.
Un árbol desnudo. Un viejo consumido.
Una noche helada. Una vieja con oxígeno.
En un primer momento los miro desde lejos, manteniendo la prudencial distancia de la edad.
Sin embargo, cada día estamos más cerca y no sabría decir quién se acerca a quién, ni de qué manera ese espacio temporal, que a la vez nos separa y une, se va reduciendo.
Ellos parecen tener el poder de quedar suspendidos en un estado por el que avanzan muy lentamente.
Yo percibo que esa lentitud es inversamente proporcional al ritmo de mi avance y que, en esta ocasión, Aquiles alcanzará a la tortuga, inexorablemente.
Soy ellos, allá vamos.
