El salto (Carlos Lapeña)

El salto (Carlos Lapeña)

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Categoría: La caja negra

Los ojos muy abiertos, el rostro sudoroso, las manos en un aspaviento incesante, el hombre habló a la concurrencia, que lo observaba entre alarmada y curiosa.

—Sabemos que una franja es una banda, una línea, un ribete, una tira, un intervalo…, en ocasiones decorativa y en ocasiones muy útil para jugar. Se puede franjear, franjar, frungir el espacio y el tiempo, la vida, y vivir así más ordenadamente, más cómodamente, más seguramente, porque los límites nos gustan, podría decirse que los necesitamos para librarnos del estrés y del temor…, para librarnos del caos.

Hizo una pausa, se pasó una mano por la frente y, alentado por el silencio expectante que lo rodeaba, dio un pequeño paso adelante.

—Pero el mundo de franjas también nos invita al salto, a la combinación y a la transgresión, a la ruptura…, a la locura. Sí, a la locura. ¡Seamos locos de vez en cuando!

Y dicho esto, saltó.

Saltó sobre la raya continua,

la pisó

y no pasó nada.


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