Metálica pesadilla (Carlos Lapeña)

Metálica pesadilla (Carlos Lapeña)

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Categoría: La caja negra

Pienso quincalla y veo general,

veo montón de insignificancias relucientes

y pesadas, veo un camino

de migas de pan hacia el abismo

regido por las leyes del imán

y el magnetismo.

Pienso quincalla y cada letra

se adhiere a la de al lado, a la de arriba,

a la de abajo, de detrás y de delante,

y se forma un amasijo

de metal, fragmentos, piezas,

pequeñas y brillantes

insignificancias

que elevan la basura a los altares

y dignifican

la sobra y el fragmento,

la joya,

baratija,

chatarra

mineral,

la masa fragmentaria de la tierra,

el duro componente

de un sueño pesado y movedizo.

Pienso quincalla y a sus órdenes,

mi general difunto y pútrido,

mi máquina oxidada,

mi caja de herramientas,

el yunque, la maza y el soplete,

la lima besadora de rebaba y ese polvo

que anida en los pulmones

y debajo de las uñas.

Pienso quincalla y me despierto

y la montaña ha crecido

y las partículas tiemblan

con un temblor vibrante e imperceptible

que me envuelve y endurece

y me convierte en eso

que fue quizá robot,

quizá electrodoméstico, medalla,

quizá solo desguace,

nacimiento.

Despertar.


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