Cuitas del alba (Maite Martín-Camuñas)
Categoría: La caja negra
Estuve enferma del alma y fui a una psicóloga, le conté mis cuitas y, tras un par de reuniones, decretó que estaba curada.
Cuando le pregunté cómo había sido tan rápida, tras años de congojas miles, me lanzó a la cara que mis problemas no eran nada pues no lloraba.
Necesité de un banquero y, tras citarme con mucha distancia, le conté mis apuros, tras pensar un momento, me espetó que mis problemas no eran reales, al preguntarle que en qué se basaba, me respondió que yo no lloraba.
Tras un tiempo tuve grandes dolores y fui a un galeno, después de explorarme, me pidió que me pusiera mis ropas y dictaminó que tenía gases, al preguntarle en qué se basaba, me respondió con desgana, que porque no lloraba.
Así que, amiga del alma, recuerda que este mundo no es de valientes, ni de gente reservada, aquí y ahora, si algo quieres, has de ser un llorica y todos te aplauden.
Porque hoy a los lloricas se los tacha de valientes, y el valor se mide con raseros pútridos de quejumbrosos pusilánimes.