Se acaban las fiestas (Maite Martín-Camuñas)
Categoría: La caja negra

Fiestas, fiestas, fiestas… ¡Qué bonito tiempo de fiestas! Encuentros familiares; encuentros con amigos y amigas, luces, árboles llenos de luces y bolas… Todo hermoso, dulce, familiar, amable, sentimental.
Pero llega el fin de las fiestas y ya estás harta de tanta sonrisa empalagosa, de disimular las fobias hacia algunos integrantes de las reuniones llenas de muecas falsas, de comidas copiosas que no puedes permitirte el resto del año. Los oídos pitan después de tanto villancico que resuena a falso.
Aún recuerdo cuando nada era así, cuando disfrutábamos de estas fechas con la oportunidad de comer cosas ricas que hasta ese momento, estaban vetadas por el alto precio, pero que, por una vez al año, se unían las fuerzas y entre toda la familia, se arrimaba cada uno lo que buenamente podía y se preparaba un autentico festín. Aunque nosotros elegimos una familia distinta a la propia, en el núcleo, mis padres mi hermana y yo, pero rodeando este pequeño corpúsculo, estaban unos tíos, que no eran tales, unos primos, que no eran primos y sus hijos, aquellos primeros amigos que tuvimos y con los que reímos, sufrimos, peleamos y cantamos a grito pelado en todas aquellas navidades tan lejanas ya. Hoy le damos un sentido diferente, tratamos de impresionar a los otros miembros de la familia, demostrarles que nuestro bolsillo es mejor que el suyo y en esta competencia, pasamos gran parte de las fiestas. Luego llegan los brindis, cada vez más estridentes, más inestables, más ñoños, más nostálgicos, más tristes.
Al final todo acaba en una soberana borrachera que nos deja a la mañana siguiente con un resacón familiar que nos hace exclamar aquello de “Este año es el último que vamos a casa de tus hermanos. Ni una más”
Y así acaba el cuento un nuevo año. Hasta las próximas fiestas.
¡Feliz Navidad! y ¡Prospero Año Nuevo!
