Hasta agotarse la existencia (Carlos Lapeña)

Hasta agotarse la existencia (Carlos Lapeña)

Categoría: La caja negra

El profeta que ya predijo la implantación del capitalismo en todo el planeta, con la adopción del consumismo como valor universal con el que medir el estado de bienestar, mucho más incrustado en las mentes que el acceso a la sanidad o a la educación, incluso en países pobres, incluso en zonas degradadas por el cambio climático y el abandono institucional, ese mismo profeta aseguraba ahora que el fin del mundo estaba muy cerca, que podría ser cuestión de meses tener la privilegiada, a la par que dramática, oportunidad de asistir al apocalipsis. Al Apocalipsis.

Sin embargo, no debía pensarse en explosiones extraordinarias, fenómenos naturales extremos, guerra mundial postmoderna… No.

—El Apocalipsis llegará cuando se acaben las rebajas de verano –afirmó el profeta en mayo, serio y circunspecto, sin miedo al ridículo ni nada–. Llegará cuando la última tienda del planeta se desprenda del último artículo rebajado. Entonces se producirá el parón, el frenazo letal, la inmovilidad absoluta. Entonces, cuando se venda, o se compre, la última oportunidad, la ganga definitiva, llegará el fin, el planeta dejará de girar y moriremos de inmovilismo, desconcierto y tristeza.

Es curioso comprobar cómo funcionan la mente y el comportamiento humanos. El anuncio de esa amenaza letal provocó el incremento del consumo, en lugar de una contención. La bajada de precios o los regalos por compra fueron irresistibles y las ventas se dispararon.

Durante varios meses la locura consumista alcanzó y sobrepasó todas las previsiones. Era como si la profecía se hubiese entendido al revés.

Es cierto que según avanzaba el verano, la cosa se iba poniendo fea. Algunos productos empezaron a escasear y se alzaron voces de alarma, que de poco sirvieron. Pero pasó el verano y las rebajas continuaban, todo estaba rebajado, el mundo era puro saldo…

Fue un filósofo en paro quien puso una nueva carta sobre la mesa y ofreció un nuevo aliciente para seguir viviendo al límite.

—Las señales son ambiguas y la profecía también. No está claro si el Apocalipsis llegará con el fin de las rebajas, o si serán las rebajas las que terminen cuando llegue el Apocalipsis. En cualquier caso, solo hay un modo de averiguarlo: seguir rebajando y continuar comprando.

Y para ilustrar su teoría hizo referencia a los millones de carteles que iluminaban los escaparates de infinidad de negocios de todo el planeta: “30 % –o 40, o 50…– de descuento en todos los artículos. Hasta agotarse la existencia”.

Han pasado varios años.

Hace unos días, una periodista de investigación, también en paro, descubrió que tanto la profecía como su apostilla habían sido patrocinados por una multinacional. No hubo gran revuelo. Solo un rumor.

Quizá el auténtico Apocalipsis consista en esto, quién sabe…


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