Viajero (Maite Martín Camuñas)

Viajero (Maite Martín Camuñas)

Categoría: La caja negra

El tren llega por fin a la estación de destino, los pasajeros como mensajeras arribando a casa, salen de los vagones cargados con sus pertenecías.

Él se siente afligido y desubicado. Al fin, el viaje fue tranquilo, pero la arribada triste, porque eso es lo que tiene la memoria, que nos acerca a otro tiempo distinto, diferente, haciendo comparaciones tristes y crueles. Tiempo de abrazos y saludos, de bellas palabras y reencuentros, de emoción en los ojos del que llega y del que espera en la estación.

Pero hoy no había nadie para recibirle, para abrazarle con efusión, para empañar los ojos de lágrimas, ni besos ni reencuentros, soledad absoluta y el arrastrar lánguido de una maleta repleta de ilusiones, por los interminables pasillos plagados de gente ajena, ante un momento de profunda decepción.

El tiempo, como suele ocurrir siempre, se confabula con las emociones y comenzó a llorar mansamente y fue creciendo hasta que logró opacar el paisaje con su cascada de gotas de lluvia.

Mientras aquel tren de cercanías transitaba por los raíles, sus ojos se iban del hoy al ayer, nublando la mirada.

Porque en la vida, querer tenerlo todo, implica tener lo mejor y lo peor, lo mucho y la nada, el placer y el dolor, enfrentarse a la existencia y convenir con la muerte.

Al llegar a su destino, le esperaba de nuevo la amistad y las risas, las prisas y las pausas dando cohesión a ese todo que es la vida.


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