Ligero de equipaje (Ismael Sesma)

Ligero de equipaje (Ismael Sesma)

Categoría: La caja negra

El ángel comenzó a dar golpes rítmicos en la mesa, como muestra de impaciencia. Llevaba retraso en la misión y podía tener algún problema al justificar la tardanza.

– Héctor, se lo vuelvo a repetir. Allá donde vamos no hace falta hacer la maleta.

Pero Héctor, ajeno a todo, se esmeraba en colocar su ropa, calzado y objetos de aseo en un baúl aparatoso de cuero repujado y esquinas con refuerzo de madera.

– Además, su insistencia en llevar Arriba cosas mundanas puede ser entendido como una muestra de vanidad y soberbia, que están mal vistas por la Superioridad.

Héctor siguió dando viajes a su habitación, hasta que el baúl se llenó. Pedía ayuda al ángel para cerrarlo, cuando otra presencia apareció en su salón.

– ¿He escuchado soberbia? –dijo el nuevo ángel, al tiempo que recogía sus alas de murciélago.

– Parece que se avecina un conflicto de competencias –aventuró a decir Héctor con cara divertida.

– Todo es culpa de su cabezonería. ¿De verdad insiste en llevarse el baúl? –el que hablaba era el primer ángel, que no daba crédito a la tozudez del anciano.

– Cuando uno sale de viaje, hay que estar preparado, que nunca se sabe. Mi madre siempre me lo decía.

– Su madre era una mujer sabia –apostilló el segundo ángel con sorna, mientras se empeñaba en retirar restos de hollín de su traje-. ¿No prefiere bajar conmigo?

Héctor apenas había asentido, cuando un potente ruido de succión le hizo tambalearse. El suelo se abrió, y Héctor y su baúl desaparecieron. El segundo ángel desplegó sus alas y con un gesto de cabeza se despidió de su rival.

El primer ángel permaneció unos segundos en la habitación. Otro que no subía; la cosa iba de mal en peor. Con razón Arriba se escuchaba con insistencia que la Superioridad preparaba un expediente de regulación de empleo. ‘Menos mal que soy de los antiguos y me respetarán’ pensó, y se arrepintió al instante.


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