Bonifacio Isla Tamudo, comercial

Bonifacio Isla Tamudo, comercial

Mi nombre es Bonifacio Isla Tamudo, BIT para los amigos, y he trabajado como comercial durante muchos años, hasta mi imprevisto final.

Desde que se propagó la pandemia y se asentó la alerta sanitaria, he participado en unas cuatrocientas veinte videorreuniones, unas seis al día, noches incluidas, durante los siete días de la semana.

Confieso que descubrí, con gran placer, la bondad de esa nueva forma de trabajo, formación y relación tanto profesional como humana, que me liberaba al fin del yugo insoportable del contacto físico y de la compañía presencial, tan repulsivas para mí.

Tanto he disfrutado de esa modalidad de relación virtual, que no he sido capaz de contenerme, de vivir en equilibrio, de no abusar, y, para asombro de propios y extraños, morí. Morí de sobredosis… de “tele-sobredosis”, podríamos decir, y como penitencia por mi falta de mesura he sido condenado a vagar eternamente por la red y el aire, de zoom en zoom, de meet en meet, de skype en skype, como alma digital en pena, hasta el fin de los tiempos, que, por otro lado, no tardarán mucho.


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