El coro (Maite Martín-Camuñas)

El coro (Maite Martín-Camuñas)

Categoría: La caja negra

Asisto a los ensayos de un coro, nos reunimos al aire libre. En su mayoría somos mujeres, sólo dos hombres destacan en el grupo, o no destacan, pues se integran completamente. Uno de ellos es el guitarrista y director del coro, el otro un recién llegado.

Tras el gran parón de la pandemia, todas están exultantes con el reencuentro.

En el parque donde nos reunimos, hay un Auditorio que tiene a su entrada, una escalinata formada por algunos peldaños, amplia y dispuesta en cuatro alturas. Ese es el escenario elegido por todo el grupo, pues alberga la distancia obligatoria y, al mismo tiempo, la posibilidad de verse las caras. Comienzan a cantar, algunas sentadas en los escalones y otras de pie. Sus ensayos están henchidos de emoción, alegría y reencuentro. Sus caras permanecen casi ocultas por las fastidiosas, pero imprescindibles mascarillas, ese complemento indeseado que estrangula las expresiones de los hermosos rostros de los integrantes de este improvisado coro.

Sus risas embozadas visten de alegría la tarde que, poco a poco, va agonizando. Como protagonista absoluta, en un lado del espontáneo círculo, se halla una mujer, con el busto garboso sobre su silla de ruedas, ella es la verdadera protagonista de este encuentro, ya que la enfermedad la abordó fuertemente y sus compañeras quieren hacerla un merecido homenaje. Vista allí, con su hermoso y elegante perfil, cubierta por un turbante llevado con la elegancia que dan las muchas tablas que la adornan, me da una mezcla de emociones, entre entristecidas y admirativas por vislumbrar esta belleza madura, rota por los desalientos de la vida. Llena de vitalidad con deseos de superación y ganas de elevar su voz al infinito en un clamor de vida.


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