Por qué no te callas o la importancia de ser monarca (Eva Soria)

Por qué no te callas o la importancia de ser monarca (Eva Soria)

Categoría: La caja negra

Laura salía enfadada y lloriqueando de su habitación. El plan era desolador: deberes, trabajos, dudas que no conseguía resolver y una redacción que tenía que entregar a primera hora de la mañana, según la fecha fijada en el Classroom. La redacción de esa semana tenía un título
ajeno a los intereses de Laura: “Por qué no te callas o la importancia de ser monarca”. Sin ideas, ni ganas de tenerlas pidió ayuda a su madre para intentar afrontar con algo más de optimismo semejante tarea. No hizo falta navegar por internet para buscar historias de reyes y reinas, ni siquiera endeudar su tiempo con trabajos copiados. Una antigua grabación de la
abuela, relatando una vieja historia apareció oportunamente en el móvil de su madre.

Érase una vez un país muy, muy cercano en el que una vez al año el monarca acompañado de sus fieles consejeros se reunía en la sala magna de palacio con los representantes de los distintas comarcas de todo su territorio. Según el Manual del buen rey, este tenía que mostrarse cercano aunque distante al mismo tiempo, tenía que mostrar interés por las quejas y peticiones de tan solemnes representantes, aunque no entendiera las
necesidades de ninguno de ellos, pero sobre todo tenía que mostrar que era absolutamente necesario para toda su corte . Cada representante , de uno en uno , debía postrarse ante su excelencia, cumpliendo así el estricto protocolo de palacio para poder ser escuchado.

– Mi señor, mi comarca se muere de hambre, los hombres, mujeres, niñas y niños no pueden alimentarse porque casi todo su ganado es recaudado para menesteres de palacio….
– Mi señor , en mi aldea la mayor parte de sus habitantes deben dormir en las frías calles porque sus casas al no poder pagarlas, han sido requisadas para menesteres de palacio..
– Mi señor, en mi poblado apenas hay habitantes porque mueren al no poder acceder a los medicamentos que su excelencia custodia en palacio….
– Mi señor,…
Cada vez que los representantes del pueblo transmitían sus peticiones dando por finalizado su turno, el rey en su sillón aterciopelado, con la mirada perdida en el horizonte y sin pronunciar palabra, señalaba con su elegante y real mano al mejor bufón de la corte, quien con ademán solemne gritaba “ ¿Por qué no te callas?, estos no son quehaceres de palacio”…
Y así, uno a uno salía de aquel majestuoso salón, sabiendo que a pesar de no haber podido solventar las penurias de su pueblo, el monarca al menos los había escuchado, siguiendo las normas del Manual del buen rey. La próxima vez serían menos arrogantes con su señor. ¡ Larga vida al rey !


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