Muerte de Emmanuel le Batteur
Categoría: La noche de los cuentos vivientes
Me presento…bueno, la verdad, no sé si he elegido la mejor palabra tratándose de un muerto, porque… ¿un muerto puede presentarse?, ehhh…ah, quizá,… ¿no existe la expresión estar de cuerpo presente?…bueno, vamos a dejar esta parte que me lio y voy al grano.
Me llamo (llamaba) Emmanuel le Batteur, ascendiente de un conocido músico español, mundialmente conocido. Entre mis pasiones se encontraban la poesía y la música.
Yo tocaba el tambor en una banda de música. Nuestra especialidad era el desfile, tocábamos cualquier pieza y casi con los ojos cerrados.
Recuerdo aquella tarde con alegría y un pequeño dolor. Nos contrataron para un acto militar. Los temas que tocábamos me los sabía al dedillo y me aburrían enormemente. Era para estas ocasiones, para las que llevaba entre las partituras algún librillo de versos escondido, que aprovechaba para leer mientras que marcaba el contrapunto con mi tambor. Esa tarde me abstraje demasiado, y es que ese poeta, aunque sólo era conocido por los de su pueblo (no sé si por todos) algún despistado más y por mí, escribía de una forma sublime, era un virtuoso de la palabra. Su nombre creo recordar era Charles le Rocher. Y en esa lectura andaba cuándo mis compañeros rodearon la zanja provocada por la rotura de una tubería y yo no, por lo que caí, con la mala suerte de atravesarme el corazón y parte de un pulmón con la baqueta de mi tambor. Al menos, fue rápido y morí antes de darme cuenta que me había destrozado la cara con el saliente de esa tubería de hierro oxidada. Me hubiera parecido una faena tanto estropicio, porque aunque no era una belleza, tenía un aspecto muy apañado.
Bueno, si obvio los dolores previos, fue una muerte entre mis pasiones, por lo que en agradecimiento a este hecho, he decidido sumarme a esta Santa Compaña, eso sí, con mi tambor.